Dolor lumbar y/o pélvico durante el embarazo
Alrededor del 50% de las mujeres sufren de dolor lumbar (espalda baja), y un 25% de dolor pélvico, durante su embarazo. Algunos factores relacionados con la generación del dolor lumbopélvico (espalda baja y pelvis) son:
- Aumento en el contenido de agua corporal durante el embarazo, que junto con el aumento en las concentraciones de ciertas hormonas (relaxina principalmente) producen un aumento en la laxitud articular, principalmente a nivel lumbar y de la pelvis.
- -Irritación de fibras nerviosas.
- -Cambios en la postura corporal: principalmente la hiperlordosis (aumento de la curvatura baja de la columna), ya que se genera un estrés en las articulaciones y ligamentos de la zona.
- Desbalances en la musculatura abdominal, lumbar y de piso pélvico: producto de los cambios posturales habrá músculos debilitados y otros con mayor actividad, lo que lleva a contracturas y espasmos. Estos cambios alteran profundamente la función que tiene la zona abdominal y lumbar de estabilizar, aumentando el riesgo de dolor lumbo-pélvico.
El dolor lumbo-pélvico suele comenzar alrededor de la semana 18 de gestación, alcanzando su mayor intensidad entre la semana 24 y 36. En el periodo postparto se ha visto que los síntomas pueden permanecer hasta 6 meses en el 5 a 40% de los casos, y hasta 18 meses en el 7% de los casos.
Las actividades que se ven más afectadas producto de este dolor son:
– Caminar de manera veloz o cubrir grandes distancias.
- Levantarse desde el suelo.
- Tener relaciones sexuales.
- Conciliar el sueño.
- Subir escaleras.
Ante esto, la mujer embarazada suele adoptar el reposo, sin embargo no hay respaldo científico en que esta medida alivie los síntomas. Por el contrario, se ha visto que el reposo por más de 2 días prolonga la discapacidad.
Lo que se recomienda es el trabajo de la zona lumbopélvica, a través de ejercicios de estabilización. Lo que se busca con este entrenamiento, es que la mujer logre un adecuado control motor, para alcanzar una óptima estabilización de su zona abdominal, lumbar y pélvica.
Estos ejercicios de estabilización trabajan especialmente el músculo Transverso del Abdomen, principal estabilizador de esta zona. Este músculo trabaja en conjunto con el músculo Oblicuo Interno y la musculatura del piso pélvico. Al mismo tiempo, esta musculatura juega un papel importante en la continencia (de orina y heces) y el parto.
Al entrenar y controlar esta musculatura, el tratamiento no apunto sólo a los síntomas, sino que se apunta a resolver la causa de la alteración.
Según la evidencia científica, el entrenamiento de la musculatura pélvica y lumbar, al contribuir con la estabilidad necesaria en esta región, tendrá los siguientes beneficios:
- Reducción significativa del dolor.
- Aumento de la capacidad funcional (capacidad de llevar a cabo las actividades del diario vivir).
- Aumento en la calidad de vida de la mujer.
- Vuelta más rápida a la postura y forma corporal previa al embarazo.
Finalmente, es importante mencionar que la clave del cuidado kinésico prenatal y postnatal es la prevención. Se debe buscar evitar que la mujer embarazada experimente dolores lumbares y otras alteraciones asociadas al embarazo, realizando estos ejercicios precozmente (a partir de la semana 13 de gestación), así la mujer logrará un adecuado control motor de la zona lumbopélvica y tendrá un menor riesgo de desarrollar patologías dolorosas como ésta. En algunas mujeres, sin embargo, las alteraciones en esta zona serán inevitables, por lo que habrá que prevenir su progresión y aumento de la sintomatología. Por lo que en ambos casos se estará mejorando la calidad de vida de la mujer durante su embarazo y periodo postparto.
Ximena Hodar C. y Daniela Maisto B. | Kinesiólogas de ProMater.
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