Deporte y el sueño: Mejorar el rendimiento al entrenar

Nutrición y entrenamiento, son factores claves, que generalmente descuidan un tercer factor que es el «sueño», muchas veces quienes realizan deporte no logran estabilizar sus horarios de sueño, ya que habitualmente realizan otras actividades que consumen gran parte de su tiempo, y en la media, tiende a reducir sus horas de sueño. Sin saber que lo anterior, afecta directamente su rendimiento deportivo .

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Por: NÚRIA LLAVINA RUBIO

Durante el sueño el organismo descansa y se recupera, y se facilita la asimilación de los conceptos del entrenamiento deportivo. Tanto es así que muchos entrenadores ya cuidan que sus deportistas dediquen el tiempo necesario al descanso nocturno. Según investigadores de la Universidad de Stanford (EE.UU.), la calidad del sueño, que antes era visto como un factor más para mejorar el rendimiento, ahora se convierte en esencial si lo que se pretende es conseguir un rendimiento óptimo.

Los expertos apuntan que los atletas que duermen más horas y reducen el sueño acumulado muestran una mejora importante en distintos ejercicios realizados durante la práctica regular de deporte. El trabajo se ha presentado recientemente en el XXIII encuentro anual de las Sociedades Profesionales del Sueño (APSS, en sus siglas en inglés), y se ha publicado en la revista «Sleep».

Mejor rendimiento

Las conclusiones del estudio muestran una asociación entre los atletas que duermen más horas y un mejor rendimiento en las pruebas de carrera rápida o «sprint» y los golpes válidos en el tenis. La investigación se ha centrado en mujeres tenistas entre 18 y 21 años, de las que en un primer momento se registró los resultados de su rendimiento deportivo con sus hábitos de sueño habituales. Después, las tenistas aumentaron a 10 horas diarias de sueño nocturno, durante seis semanas. Además de un mejor rendimiento deportivo, se consiguió una mejora en el estado anímico y en la somnolencia diurna.

De acuerdo con la autora principal del estudio, Cheri Mah, de la Stanford Sleep Disorders Clinic y el Laboratorio de Investigación de la Universidad de Stanford, la mayoría de las tenistas participantes en el estudio se dieron cuenta por primera vez de la importancia de dormir y de su influencia durante las competiciones. Según Mah, los atletas de élite dedican tradicionalmente muchas horas a la práctica diaria y a los entrenamientos, y perciben el condicionamiento físico y el asesoramiento nutricional como las dos principales características que hay que tener en cuenta para mejorar su rendimiento.

Sin embargo, añade la investigadora, se dedica muy poca atención a los hábitos de sueño de los atletas. Aunque es cierto que la mayoría de deportistas y entrenadores creen que el sueño es un factor importante en el deporte, en realidad aún pocos son conscientes de que el rendimiento óptimo sólo se logra con unos correctos hábitos de sueño.

Durante el sueño el organismo descansa y se recupera, y se facilita la asimilación de los conceptos del entrenamiento deportivo. Tanto es así que muchos entrenadores ya cuidan que sus deportistas dediquen el tiempo necesario al descanso nocturno. Según investigadores de la Universidad de Stanford (EE.UU.), la calidad del sueño, que antes era visto como un factor más para mejorar el rendimiento, ahora se convierte en esencial si lo que se pretende es conseguir un rendimiento óptimo.

Los expertos apuntan que los atletas que duermen más horas y reducen el sueño acumulado muestran una mejora importante en distintos ejercicios realizados durante la práctica regular de deporte. El trabajo se ha presentado recientemente en el XXIII encuentro anual de las Sociedades Profesionales del Sueño (APSS, en sus siglas en inglés), y se ha publicado en la revista «Sleep».

Dormir las horas necesarias

Una buena calidad de sueño fortalece el sistema inmunitario y aumenta la resistencia a las enfermedades que puedan mermar la capacidad deportiva

Los investigadores opinan que los resultados de este estudio son extrapolables a otros deportes. De hecho, los mismos expertos llevan años realizando investigaciones de este tipo, una en 2007 con jugadores de baloncesto (se midió la velocidad en carrera y la eficacia en los tiros libres), y otra en 2008 con nadadores (en los que se midió la velocidad en los movimientos). Los resultados de estos trabajos fueron muy similares a los de esta edición.

Mah remarca el carácter novedoso de este tipo de estudios; son muchos los trabajos que han mostrado los efectos negativos de no dormir bien, pero no los beneficios de dormir las horas necesarias. Entre sus recomendaciones se encuentra convertir el sueño en parte de las rutinas del entrenamiento, aumentar las horas de sueño semanas antes de una competición, dormir de 7 a 9 horas diarias para disminuir el débito de sueño, mantener un horario regular de sueño-vigilia y llevar a cabo cortas siestas durante el día (sobre todo si se sufre de somnolencia), entre otras.

Durante el sueño el organismo descansa y se recupera, y se facilita la asimilación de los conceptos del entrenamiento deportivo. Tanto es así que muchos entrenadores ya cuidan que sus deportistas dediquen el tiempo necesario al descanso nocturno. Según investigadores de la Universidad de Stanford (EE.UU.), la calidad del sueño, que antes era visto como un factor más para mejorar el rendimiento, ahora se convierte en esencial si lo que se pretende es conseguir un rendimiento óptimo.

Los expertos apuntan que los atletas que duermen más horas y reducen el sueño acumulado muestran una mejora importante en distintos ejercicios realizados durante la práctica regular de deporte. El trabajo se ha presentado recientemente en el XXIII encuentro anual de las Sociedades Profesionales del Sueño (APSS, en sus siglas en inglés), y se ha publicado en la revista «Sleep».

Control del sueño

Durante el tiempo de sueño se dan en nuestro organismo multitud de procesos que ayudan al deportista a mejorar su rendimiento. Además de los beneficios descritos, una buena calidad de sueño fortalece el sistema inmunitario y aumenta la resistencia a las enfermedades que puedan mermar la capacidad deportiva, favorece una relajación total del aparato locomotor (músculos, articulaciones y espalda se liberan de tensiones acumuladas durante el día) y permite ahorrar energía para el día siguiente ya que disminuye el gasto energético.

La respiración también se hace más lenta y profunda, lo que beneficia la correcta oxigenación de todas las células y las prepara para el esfuerzo. Las células coronarias se benefician de la acción de la hormona del crecimiento y de la melatonina, esta segunda secretada por la glándula endocrina epífisis durante las primeras fases del sueño. Tiene múltiples funciones, entre las que destaca la regulación de las funciones endocrinas y de los ritmos biológicos (determina el ciclo sueño-vigilia).

Sus cantidades en el organismo humano son muy variables durante las 24 horas. Aumentan por la noche y disminuyen durante el día. Por este motivo, es habitual usar suplementos de melatonina sintética para una variedad de afecciones médicas, sobre todo para trastornos del sueño. También se usa por sus propiedades antioxidantes; un artículo publicado recientemente en la «Revista Andaluza de Medicina del Deporte» aseguraba que la melatonina tiene una capacidad antioxidante de importancia relevante para atletas y personas que practican ejercicio físico con asiduidad.

Aunque la práctica regular de de actividad física es uno de los hábitos más recomendados para combatir los procesos oxidativos (ligados sobre todo al proceso de envejecimiento), el ejercicio supone una mayor utilización metabólica del oxígeno, que promueve respuestas prooxidantes. En este sentido, la melatonina parece presentar un papel protector frente a potenciales riesgos oxidativos ligados al ejercicio intenso. Los investigadores remarcan, por tanto, el atractivo de esta hormona para su utilización en el deporte.

ormir de manera adecuada debe ser esencial en un buen plan de entrenamiento. Y viceversa. El ejercicio debería formar parte de las rutinas diarias de todas aquellas personas que sufren de insomnio. El horario ideal para ejercitar debería oscilar entre las 5 y las 7 de la tarde, antes de la cena. A parte del cansancio físico y de la necesidad de hacer descansar el cuerpo, el ejercicio ayuda a regular la temperatura del cuerpo y las hormonas del estrés.

Los ritmos circadianos que regulan los ciclos de sueño-vigilia son sensibles al calor. Cuando hacemos ejercicio nuestra temperatura corporal aumenta. En cambio, cuando dormimos ésta desciende. Cuando se aumenta la temperatura corporal antes de cenar, el cuerpo experimenta un descenso brusco en el momento de ir a la cama. Este cambio drástico favorece el sueño, que se concilia más fácilmente y de manera más rápida, y se mantiene durante más horas.

El insomnio viene dado en ocasiones por situaciones de estrés. En estos casos, hormonas como el cortisol se encuentran en cantidades excesivas. Si bien el ejercicio aumenta de forma puntual la cantidad de estas hormonas, tras varias horas decaen, incluso por debajo de las cantidades previas a practicar deporte.